Otro cuento del profe

LA JORGELINA

Los hombres se habían marchado ya a la ciudad, por eso el ataúd lo llevan sólo mujeres. Tienen una pena pequeña, como una mueca de muñeco viejo en los ojos gigantes y crispados de derrames. Van lento, pero más por tradición que por el peso del cajón que es de una madera casi tan delgada como la piel gris y arenosa que ya nos cubre a todas. Sólo mujeres quedamos en el pueblo desde que no hay qué comer. Muchos se fueron diciendo que ya pronto nos sacarían, que se iban por la seca; pero que era cosa de unos días, que el tiempo de las fiestas en la plaza volvería con los colores y los fuegos artificiales y el olor de las fritangas que lo invadía todo y los muñecotes de mazapán y almíbares chorreando. Pero la tierra seca se abre en grietas y el olor a muerte lo va cubriendo todo. La Jorgelina se fue anoche, pero no con los hombres. Dijo el cura que la llamó Dios a su casa en la que tiene habitaciones para todos y yo pensé que lo grande que sería una casa así y que, allí, no debería de faltar qué echar a las tripas que suenan y resuenan melancólicas, puro jugo juguetón que salta y revienta en las paredes del vientre que crece y crece. La Teresa dice que parecemos gatos que ronronean todo el día -y la noche- por el ruido que hacen nuestras entrañas, pero ya ni gatos quedan casi como para comparar. Se los habrán comido los perros, que por comer comen cualquier cosa: tierra, pasto, estiércol. Sin ir más lejos si no, miren al Sombras que se murió de puro tragón. Dice mi madre que hubo que sacrificarlo; yo no lo vi -para no tener pesadillas- ni sé en dónde lo enterraron, pero si sé que eso fue lo último que hizo Padre. Esa mismita noche dijo que se iba, que lo esperemos, que aquí ya no se podía seguir así. Pobre Padre, ni un trago de alcohol para empedarse y olvidar tanta amargura. Que dura es la tierra que devuelve los golpes tremendos de la pala que rebota en el desánimo mientras la Jorgelina espera en su cajita en medio del polvo y el sol. Dice La Gringa que ni gusanos quedan y que los muertos llenos de polvo se quedarán chupaditos, sequitos, enjutos, bajo la tierra. Cuando me quiere hacer entrar el miedo dice que se van a levantar una de estas noches y que van a salir por el pueblo con su paso de bolsa de huesos y que ahí va a haber que correr, porque ni milicada queda para que los corra a garrotazos. El Alcalde se fue en el carro levantando el humo del camino y abrió la vena de la ruta para que el pueblo se desangre de gente. Dio un discurso y hubo banda con canciones y pañuelos al viento y los hombres sonrieron de lado y las mujeres molieron el maíz de las gallinas para hacer tortas y nos amanecimos soñando que paraba esta seca, pero no. Nadie supo más de él, los que se fueron a buscarlo tampoco volvieron -como si la ruta se tragará la gente- y ya nadie más entró al pueblo. El hambre nos volvió malditas, como fantasmas en vida. El hambre nos robó hasta los sueños. Han visto a María “La Chica” que anda como loca repitiendo recetas de cocina, carneando chanchos imaginarios, hirviéndose en los caldos de su pobreza. Dice madre que se le pone el cerebro chiquito como una pasita de uva y yo pienso en lo raro que es el hambre que a unos les ataca así y a mí me hincha el vientre como cabra preñada. Padre, primero, pensó que estaba llena y me regó de cardenales porque pensó que había andado con el Anselmo en algún rincón. Pero no, que va, si ni tetitas tengo. Venían asomando, pero con la seca se pusieron como el cerebro de la María “La Chica”, arruinaditas. Por una parte mejor, porque lo que es la Mecha sí que la pasa mal. Cuando se hace de noche no hay modo de que lo haga entrar en razones a su crío que muerde y muerde los pechos, alguna vez inmensos y ahora secos, y ella aguanta hasta que no puede más y empiezan los gritos que alejan hasta a un lobo o despiertan a un muerto. ¡Ay señor! No vaya a ser que esta noche la escuche la Jorgelina que –pobre- tuvo que irse así, sin ningún hombre que le sostenga la manija a su cajón. Qué ha de hacer si llega a la casa de Dios y allí tampoco hay qué comer, con el atraso de hambre que lleva. Dicen que tenía los ojos tristes en medio de dos huecos profundos y Madre por eso no me dejó verla, para que no sueñe feo. Pobre Madre ella no sabe que ya ni sé cuando se duerme y cuando se está una despierta. Debe de ser este dolor que sube desde mi vientre hinchado. Habré comido algún yuyo malo. Espero no morirme porque por ahí Dios piensa que lo hice a propósito. El cura dijo que no vale hacer trampa, que no vale morirse a propósito porque si no uno se va a la casa del Diablo y yo creo que el problema es que ahí sí que no debe de haber nada qué comer y no quiero ni pensar lo que será no comer para nunca jamás. Pero, igual, yo no lo entiendo del todo al señor cura, por qué no agarra una manija del cajón de la Jorgelina… viendo que faltan los hombres. Antes una sabía los horarios del día por la vuelta de los hombres a las casas, primero al mediodía, después entrada la tardecita. ¿Será ya el mediodía? Los hombres ya no vuelven. Me pregunto si nadie vuelve porque se terminó la comida en todo el mismísimo mundo, si la seca les llegó a todos. No se entiende. Si en la ciudad están con algo qué comer, los hombres deberían de venir para acá, no se pueden haber olvidado de nosotras. Hay cosas que no se pueden olvidar. Yo trato de olvidarme de comer pero la puntada vuelve y vuelve y una se acuerda y se acuerda, todo el tiempo. Por más que se espere así mansamente, como en duermevela, como lo hacen los cuervos que nos dan la única sombra desde las ramas áridas, una se acuerda. Si por lo menos pasara un poco el calor, si llegara una nube o una sombra desde el camino que lleva a la ruta sería todo menos triste. Cada día lo entiendo más al Sombras, dan hasta ganas de entrarle a la tierra porque la verdad es que yo no sé cuanto más aguantaré sin probar un bocado. Tan mala no debe ser, pero sé que es pecado porque en definitiva, también lo dijo el señor Cura: “en polvo nos convertiremos”. No vaya a ser que me termine comiendo a la Jorgelina, pobrecita, a quien le toca irse ahora, justo ahora, cuando no hay ni un hombre que agarre las manijas de su cajón.

Sergio García

Poemas del Barroco



Dafne y Apolo


       “Tras vos, un alquimista va corriendo
Dafne, que llaman Sol, ¿y vos tan cruda?
Vos os volveis murciélago sin duda,
pues vais del sol y de la luz huyendo.

“Él os quiere gozar a lo que entiendo,
si os coge en esta selva tosca y ruda:
su aljaba suena, está su bolsa muda;
el perro pues no ladra esstá muriendo.

“Buhonero de signos y planetas,
viene haciendo ademanes y figuras,
cargado de bochornos y cometas.”

Esto la dije; y en cortezas duras
Se laurel se ingirió contra sus tretas,
Y, en escabeche, el Sol se quedó a escuras.

Francisco de Quevedo


Otro soneto


“¡Ah de la vida!”...¿Nadie me responde?
¿Aquí de los antaños que he vivido!
La fortuna mis tiempos ha mordido;
las horas mi locura las esconde.

¡Que sin poder saber cómo ni a dónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asisite lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.

Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue y un será y un es cansado.

En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.

Francisco de Quevedo


Amor constante más allá de la muerte


Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.


Francisco de Quevedo


ESTA TARDE MI BIEN

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;

y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.


Sor Juana Inés de la Cruz

Poemas Renacentistas

Tres sonetos del renacimiento, para leer y trabajar en clase con los alumnos de Tercero Polimodal del Instituto Ballester

Soneto XXIII

En tanto que rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

Coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.

Garcilaso de la Vega


Dafne y Apolo

A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían:

de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aún bullendo estaban
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquél que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado! ¡Oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!

Garcilaso de la Vega

Soneto a Cristo crucificado

No me mueve, mi Dios para quererte
el Cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Anónimo (atribuido a Santa Teresa de Ávila)

Carpe Diem
Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi
finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris números. Vt melius, quidquid erit, pati!
seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breui
spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit inuida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.

No preguntes (no nos está permitido el saberlo), Leuconoe, 
que fin han puesto para mí los dioses, cuál para ti, 
ni sondees el cálculo babilonio. 
¡Cuánto mejor soportar lo que haya de ser, 
tanto si Júpiter nos ha concedido muchos inviernos, como si es el último nuestro 
el que ahora quiebra las olas del mar Tirreno en azote contra los escollos! 
Sé sabia, filtra el vino y, breve como es la vida, corta la esperanza larga. 
Mientras hablamos, habrá huido celosa la edad: 
goza a bocados del momento, confiada lo menos posible en el de mañana.

Horacio

Recursos para analizar Poesía


FUNDAMENTOS FONÉTICOS Y FONOLÓGICOS DE LA MÉTRICA ESPAÑOLA.

La poesía:    Es la expresión de la belleza por medio de las palabras, ya sea en prosa o en verso.
La prosa:     Definimos como prosa la forma natural del lenguaje para expresarnos. Trasladada a la escritura, la reconocemos como todo texto escrito de la misma manera que hablamos, respetando todas las reglas y normas ortográficas existentes.
La métrica:   Es la parte de la Gramática que estudia los elementos del verso, de su construcción y de sus  combinaciones. Las unidades métricas son: la sílaba métrica, el grupo fónico, el verso, la estrofa y el poema.
La sílaba métrica y el grupo fónico:    Son las unidades métricas menores, y en ellas se basan los ritmos de cantidad, intensidad y tono. Con ellas se constituyen el verso.
El verso:      Es el conjunto de palabras sometidas a medidas, ritmo y rima. Si tenemos una visión elemental de él, lo reconoceríamos visualmente en la escritura por su disposición en la página; las líneas no está totalmente ocupadas por las palabras. Llamamos verso a cada línea escrita de un poema. Es la unidad métrica menor con independencia poética. Su descripción y clasificación se hace de acuerdo al número de sílabas métricas que lo componen, como primer criterio, y a la distribución acentual, como segundo criterio.
                    Atendiendo al primer criterio, los versos de la poesía española, se clasifican de la siguiente manera.
Versos de arte menor:    Son los compuestos por ocho sílabas métricas o menos. Pueden ser:
·         Bisílabos:    2 sílabas. Son poco frecuentes en la literatura española, aunque fueron más utilizados en la época del Romanticismo, en combinación con otros tipos de versos.
·         Trisílabos:    3 sílabas. Al igual que el anterior, es poco frecuente. Se ha utilizado principalmente desde el siglo XVIII hasta la actualidad, combinado con otros tipos versos.
·         Tetrasílabos:    4 sílabas. Se ha utilizado desde la Edad Media, solo o combinado con otros versos, principalmente con versos de ocho sílabas en estrofas de pie quebrado.
·         Pentasílabos:    5 sílabas. También han sido utilizado desde la Edad Media, combinado con otros tipos de versos, y a partir del siglo XV de forma independiente.
·         Hexasílabos:    6 sílabas. Se utiliza desde la Edad Media en composiciones populares.
·         Heptasílabos:    7 sílabas. En la época del Renacimiento se utilizó frecuentemente combinado con versos de once sílabas. En el siglo XVIII también fue muy empleado.
·         Octosílabo:    8 sílabas. Es el verso más abundante en la poesía española. Se ha utilizado desde el siglo XI a la actualidad ininterrumpidamente.
Versos de arte mayor:    Versos de nueve sílabas métricas o más. Pueden ser:
·         Eneasílabos:    9 sílabas. Aparece en estribillos de poemas y canciones populares de los siglos XV al XVII, aunque su empleo aumento en los siglos posteriores.
·         Decasílabos:    10 sílabas. Es de uso poco frecuente, y se utiliza en combinación con otros tipos de versos.
·         Endecasílabos:    11 sílabas. Antes del siglo XVI se utilizaba esporádicamente en España. Pero a partir de entonces adquiere gran importancia, al adaptarse a la poesía española el endecasílabo italiano, convirtiéndose en uno de los más utilizados en toda la poesía castellana. Existen distintos tipos de endecasílabos, según la posición en que se encuentren los acentos no estróficos (el estrófico va siempre en la sílaba décima): el endecasílabo sáfico (lleva acentos en la 4ª y 6ª u 8ª sílabas), endecasílabo melódico (lleva acentos en 3ª y 6ª sílabas), endecasílabo heroico (lleva acento en 2ª y 6ª sílabas), endecasílabo de gaita gallega (lleva acentos en la 1ª, 4ª y 7ª sílabas), etc... Ej:
Sáfico:    Cuando me paro a contemplar mi estado
Heroico:    A Dafne ya los brazos le crecían
Melódico:    Y la furia del mar y el movimiento
·         Dodecasílabos:    12 sílabas. También se llamó verso de arte mayor, y fue muy utilizado en los siglos XIV y XV. Normalmente es un verso compuesto de dos hemistíqueos de seis más seis sílabas, o de siete más cinco sílabas, separados por una censura.
·         Tridecasílabo:    13 sílabas. Poco frecuente.
·         Alejandrino:    14 sílabas. Es el verso por excelencia del Mester de Clerecía (siglos XIII y XIV). Después, ha sido escasa su aparición hasta el siglo XIX, en los que fue utilizado por los poetas románticos.
·         Pentadecasílabos:    15 sílabas.
·         Hexadecasílabos u octonarios:    16 sílabas.
·         Heptadecasílabos: 17 sílabas.
·         Octodecasílabos: 18 sílabas.
·         Eneadecasílabos: 19 sílabas.
El ritmo:       Es la repetición periódica de algo. En el verso se produce por la repetición periódica de pausas, de acentos, y de ciertos fonemas situados al final de cada verso.
                   En la literatura española, y en la mayoría de las literaturas de origen románico, el verso está basado en la existencia de cuatro ritmos, que no tienen porqué aparecer coexistiendo en el poema. La aparición o no de ellos depende, fundamentalmente, de los gustos del poeta y, fundamentalmente, de la época.
                   Estos cuatro ritmos están identificados con las cualidades del sonido, y son: el ritmo de cantidad, el ritmo de intensidad, el ritmo de tono y el ritmo de timbre.
El ritmo de cantidad:    Lo marca el número de silabas métricas que tiene un verso. La sílaba métrica no coincide siempre exactamente con la sílaba gramatical; la sílaba métrica es una unidad poética: la unidad del ritmo de cantidad, que puede estar constituida por alguna de las siguientes licencias poéticas:
·         Una sílaba gramatical.
·         Una sinalefa:    Dos sílabas gramaticales formando una sílaba métrica. Se produce cuando una palabra termina en vocal y la siguiente empieza por vocal; se cuenta como una sola sílaba, sean las vocales de abertura máxima, media o mínima. En principio la sinalefa se tiene siempre en cuenta, salvo que, por conveniencia del autor, no se considere la misma para salvaguardar la métrica armoniosa del verso.     Ej:    Mon-ta-ña al-ta.
·         La diéresis:       Ruptura de un diptongo y formación de un hiato, de tal manera que una sílaba gramatical se convierte en dos sílabas métricas. Debe indicarse gráficamente con la diéresis ortográfica.     Ej:    Sü-a-ve.
·         La sinéresis:        Conversión de un hiato en un diptongo. Mucho menos frecuente que la licencia anterior.    Ej:    Roe-dor.
·         Terminación aguda:    Si la última palabra del verso es aguda, se cuenta una sílaba métrica más.
·         Terminación esdrújula:    Si la última palabra del verso es esdrújula, se cuenta una sílaba métrica menos.
El ritmo de intensidad:    Lo marca los acentos prosádicos, o de intensidad, que aparecen en el verso. Tanto su número como su situación son variables, pero siempre ha de aparecer un acento de intensidad en la penúltima sílaba métrica, llamado acento estrófico. La posición que toman los demás acentos es menos regular, y éstos reciben diferentes nombres según su situación respecto al acento estrófico. Son de tres tipos:
·         Acentos rítmicos:    Si el acento estrófico coincide con una sílaba par, son rítmicos todos los acentos que vayan en sílaba par; y si el acento estrófico va en sílaba impar, son acentos rítmicos todos los acentos que vayan en sílabas impares.
·         Acentos extrarrítmicos:    Los acentos que no coinciden en el mismo tipo de sílaba (par o impar) que el acento estrófico.
·         Acentos antirrítmicos:    Son acentos antirrítmicos los que van en la sílaba inmediatamente anterior o posterior a un acento rítmico.
El ritmo de tono:    Lo marca la entonación de los grupos fónicos. La longitud de cada grupo fónico (y su significado) junto a las pausas determinan el tono de la estrofa. En la lengua española encuentran tres tipos básicos de entonación: ascendente, descendente y en suspensión. Referentes a las pausas, en la poesía española se distinguen tres tipos:
·         Pausa estrófica:    Se produce obligatoriamente al final de cada estrofa. Suele representarse con los siguientes símbolos: ///.
·         Pausa versal:    Se produce obligatoriamente al final de cada verso. Suele representarse con los siguientes símbolos: //. Una anomalía dentro de la pausa versal es la que produce el encabalgamiento. Éste se produce cuando se rompe una pausa versal para mantener la unidad sintáctica entre dos palabras (determinante-nombre, verbo-adverbio, adverbio-adjetivo, etc...) que deben decirse sin pausa entre ellas. En el caso de que se mantuviese la pausa versal, tendría que romperse dicha unidad sintáctica.
·         Pausa media:    Se produce en el interior del verso y puede aparecer o no. Suele representarse con el siguiente símbolo: /.
·         Pausa cesura:    Se da en el interior de un verso (siempre compuesto) y lo divide en dos parte iguales o no, de forma que cada una se comporta casi como un verso independiente. Quiere decir que las dos partes (llamadas hemistíqueos) se han de analizar en cuanto a los ritmos de cantidad, intensidad, tono y timbre, de forma independiente; no habrá sinalefa entre ellas, se contará una sílaba métrica más o menos según termine en palabra aguda o esdrújula, y podrá existir una rima interna. Por lo tanto la cesura, que en definitiva es un tipo especial de pausa media, por su valor rítmico equivale a una pausa versal, y como tal suele representarse con los símbolos: //.
El ritmo de timbre:    Lo marca la rima, que es la repetición total o parcial de ciertos fonemas al final de ciertos versos, a partir de la última vocal acentuada, o el acento estrófico. Existen dos tipos en la poesía española:
·         Rima consonante:    Donde sí son iguales todos los fonemas de dos o más versos, a partir de la última vocal acentuada. Se llama rima perfecta o total.
·         Rima asonante:    Donde sólo son iguales las vocales de dos o más versos a partir de la última vocal acentuada. Se llama rima imperfecta o parcial.
La estrofa:      Es el conjunto de dos o más versos cuyas rimas se distribuyen de un modo fijo. Es una unidad métrica superior al verso; se trata de una serie de versos con la misma estructura rítmica. La repetición de estrofas puede formar un poema.
El poema:    Es la obra literaria realizada totalmente en verso. Es la unidad poética superior en la que se manifiesta la idea o el sentimiento que el poeta quiere expresar. Puede estar formado por una o varias estrofas, o incluso estar construido por versos que no forman estrofas (poema no estrófico). Algunas veces una sola estrofa puede constituir un poema.


PRINCIPALES TIPOS DE ESTROFAS.

Los principales tipos de estrofas de la poesía española son los siguientes (la rima va señalada con letras mayúsculas si es verso de arte mayor, y con letra minúscula si es verso de arte menor):
Pareado:    Estrofa de dos versos, de arte mayor o menor, que riman entre sí, con rima consonante normalmente (AA, aa). Ambos versos no tienen porqué tener el mismo número de sílabas. Se han utilizado a lo largo de toda la historia de la literatura española; especialmente en refranes y sentencias. Al pareado compuesto por dos versos de arte menor se le denomina aleluya.
                                    Aunque la mona se vista de seda,            
                                    mona se queda.                                       
                                                                            (Iriarte)    
Terceto:     Combinación de tres versos endecasílabos que riman primero con tercero y queda suelto el segundo (ABA). Se suele presentar en series en la que este segundo verso suele rimar con el primero y tercero del terceto siguiente, y así sucesivamente  (ABA-BCB-CDC-DCDC), añadiéndose un verso final para cerrar este tipo de encadenamiento. Su procedencia es de Italia, y apareció en la poesía española en el Renacimiento.
                                    Yo quiero ser llorando el hortelano               
                                    de la tierra que ocupas y estercolas,             
                                    compañero del alma, tan temprano.           

                                    Alimentando lluvias, caracolas                    
                                    y órganos mi dolor sin instrumento,           
                                    a las desalentadas amapolas                       

                                    daré tu corazón por alimento.
                                    Tanto dolor se agrupa en mi costado,
                                    que por doler me duele hasta el aliento.

                                                           (Miguel Hernández) 

Tercetilla:  Es un terceto con versos de arte menor. Si la rima es asonante se llama Soledad o Solea.

                                    Muerto se quedó en la calle
                                    con un puñal en el pecho.
                                    No lo conocía nadie.

                                                            (Federico García Lorca)                   
Cuarteto:  Son cuatro versos endecasílabos, con rima consonante. Su esquema es ABBA. Llegó a España a mediados del siglo XVI.
                                    Una, dos, tres estrellas, veinte, ciento,
                                    mil, un millón, millares de millares,
                                    ¡válgame Dios, que tienen mis pesares
                                    su retrato en el alto firmamento!.

                                                        (Diego de Silva y Mendoza, conde de Salinas)                  
Redondilla:    Son cuatro versos octosílabos consonantes, con esquema igual al cuarteto.
                                    Un galán enamorado
                                    de mal de amores a muerto,
                                    y el efecto ha descubierto
                                    que era dolor de costado.
                                                        
                                                        (Alonso de Ledesma, de "En metáfora de sangría")
Serventesio:   Cuatro versos endecasílabos consonantes, con el esquema ABAB. Es una variante del cuarteto, de la misma época que él.
                                    Con varios ademanes horrorosos
                                    los montes de parir dieron señales:
                                    consintieron los hombres temerosos
                                    ver nacer los abortos más fatales.

                                                       (Félix María Samaniego)
Cuarteta:  Cuatro versos octosílabos consonantes con esquema igual al serventesio: ABAB.
                                    Y todo un coro infantil
                                    va cantando la lección:
                                    mil veces ciento, mil;
                                    mil veces mil, un millón.

                                                        (Antonio Machado)
Copla:         Estrofa de cuatro versos de arte menor (normalmente octosílabos), con rima asonante en los versos pares y quedan sueltos los versos impares.
                                    Deixo amigos por estaños,
                                    deixo a veiga polo mar,
                                    deixo, en fin. canto ben quero...
                                    ¡Quén pudera no o deixar...!

                                                        (Rosalía de Castro)
Seguidilla:    Estrofa de cuatro versos, dos heptasílabos (primero y tercero) y dos pentasílabos (segundo y cuarto), que riman alternos: el 1º y el 3º son heptasílabos, y el 2º y 4º pentasílabos. La rima es consonante o asonante en los versos pares (-a -a). La seguidilla se utiliza en la poesía española desde el siglo XI.
                                    Las mujeres y las flores
                                    son parecidas,
                                    mucha gala a los ojos
                                    y al tacto espina.

                                                        (José de Espronceda)

A veces, la seguidilla va seguida de tres versos más: el 1º y 3º pentasílabos asonantes, y el 2º heptasílabo suelto. A estos tres versos se les llama bordón, y al conjunto estrófico de los siete versos se le llama seguidilla con bordón.
                                    
                                    La cebolla es escarcha
                                    cerrada y pobre:
                                    escarcha de tus días
                                    y de mis noches.
                                    Hambre y cebolla:
                                    hielo negro y escarcha
                                    grande y redonda.

                                                          (Miguel Hernández)

Cuaderna Vía:    Son estrofas de cuatro versos alejandrinos aconsonantados (AAAA), utilizado principalmente por los poetas cultos del Mester de Clerecía en los siglos XIII y XIV. También se puede llamar Tetrástrofo Monorrimo.

                                    Era un simple clérigo, pobre de clerecía,
                                    dicié cutiano missa de la sancta María;
                                    non sabié decir otra, diciéla cada día,
                                    más la sabié por uso qe por sabiduría.

                                                            (Gonzalo de Berceo)

Quinteto:   Cinco versos de arte mayor consonantes, rimando a gusto del poeta, con las siguientes limitaciones.
·         No puede quedar ningún verso suelto.
·         No pueden rimar más de dos versos seguidos.
·         Los dos últimos versos no pueden formar un pareado.
                                    Marchando con su madre, Inés resbala,
                                    cae al suelo, se hiere, y disputando
                                    se hablan así después las dos llorando:
                                    - ¡Si no fueras tan mala! - No soy mala.
                                    - ¿Qué hacías al caer?. - Iba rezando.
                                
                                                                (Ramón de Campoamor)
Quintilla:    Es un quinteto de arte menor.
                                    Pasó un día y otro día,
                                    un mes y otro mes pasó,
                                    y un año pasado había;
                                    mas de Flandes no volvía
                                    Diego, que a Flandes partió.

                                                                (José Zorilla)
Lira:    Compuesta por cinco versos: 1º, 3º y 4º heptasílabos, 2º y 5º endecasílabos, rimando 1º con 3º y 2º con 4º y 5º (7a-11B-7a-7b-11B). Es de origen italiano; su nombre lo recibe del comienzo de la canción quinta de Garcilaso de la Vega "A la flor de Gnido". Fue muy utilizada en el Renacimiento.
                                    Si de mi baja lira
                                    tanto pudiese el son, que en su momento
                                    aplacase la ira
                                    del animoso viento
                                    y la furia del mar y el movimiento...

                                                                (Garcilaso de la Vega)
Copla de pie quebrado:    Compuesta por seis versos de arte menor, con rima consonante, y con la siguiente disposición: 8a-8b-4c-8a-8b-4c. Se le llama  pie quebrado al verso de cuatro sílabas. Este tipo de estrofa fue muy utilizada por Jorge Manrique (siglo XV), por lo que también es conocida como copla manriqueña. Ha sido utilizada en todas las épocas de la literatura española, sufriendo algunas variaciones en la distribución de las rimas y en la situación del pie quebrado. También puede recibir el nombre de sextilla.
                                    ¿Qué se hizieron las damas,
                                    sus tocados, sus vestidos,
                                    sus olores?.
                                    ¿Qué se hizieron las llamas
                                    de los fuegos encendidos
                                    de amadores?.

                                                                (Jorge Manrique)
Sexteto-lira:    También puede llamarse sexteto alirado, o lira de seis versos. Su disposición es 7a-11B-7a-11B-7c-11C.
                                    Suena tu blanda lira,
                                    Aristo, de las Ninfas tan amada,
                                    cuando Filis suspira,
                                    y en la grata armonía embelesada
                                    la tropa de pastores
                                    escucha los suavísimos amores.

                                                                (José Marchena)
Octava Real:    Formada por ocho versos endecasílabos, con rima alterna los seis primeros, y los dos últimos formando un pareado (ABABABCC). Su origen es italiano, y llego a nuestra literatura en el siglo XVI. También puede llamarse octava rima.
                                    ¡Pobre Teresa! Cuando ya tus ojos
                                    áridos ni una lágrima brotaban,
                                    cuando ya su color tus labios rojos
                                    en cárdenos matices cambiaban,
                                    cuando de tu dolor tristes despojos
                                    la vida y su ilusión te abandonaban
                                    y consumía lenta calentura
                                    tu corazón al par de tu amargura.

                                                                (José de Espronceda)
Octava Italiana:    Formada por ocho versos de arte mayor de rima consonante, rimando el 2º con el 3º, el 6º con el 7º, el 4º con el 8º (debiendo ser esta rima aguda), y quedan sueltos el 1º y 5º. Llegó a la poesía española en el siglo XVIII, procedente de Italia, y a lo largo de la historia ha sufrido variaciones tanto en el número de sílabas como en la distribución rítmica. También puede llamarse octava aguda.
                                    ¡Silencio! ¡En el misterio de las tumbas
                                    la eternidad esconde su destino!
                                    Húndete, pensamiento, en el mezquino
                                    lugar de corrupción.
                                    Tus atrevidas alas impotentes
                                    al alzarse aumentaron tu caída;
                                    confúndete, ya está desvanecida
                                    tu orgullosa ilusión.

                                                                    (Ángel María Dacarrete)
Octavilla italiana:    Ocho versos de arte menor, con la misma disposición que la octava italiana.
                                    Con diez cañones por banda,
                                    viento en popa, a toda vela,
                                    no corta el mar, sino vuela
                                    un velero bergantín;
                                    bajel pirata, que llaman,
                                    por su bravura "El Temido",
                                    en todo el mar conocido
                                    del uno al otro confín.

                                                                     (José de Espronceda)
Copla de arte mayor:    Compuesta por ocho versos dodecasílabos, con rima consonante dispuesta de la siguiente manera: ABBAACCA. Fue muy utilizada por el poeta Juan de Mena (siglo XV).
                                    Al muy prepotente don Juan el segundo,
                                    aquél con quien Júpiter tuvo tal zelo
                                    que tanta de parte le fizo del mundo
                                    quanta a sí mesmo se fizo del çielo;
                                    al grand rey d'España, al Çesar novelo,
                                    al que con Fortuna es bien fortunado,
                                    aquél en quien caben virtud e reinado;
                                    a él, la rodilla fincada por suelo,
                                    ...
                                                                        (Juan de Mena)
Décima o Espinela:    Llamada así su estructura fue fijada por el poeta Vicente Espinel (S. XVI-XVII). Consta de diez versos octosílabos consonantes, con el esquema ABBAACCDDC.
                                    ¿Dónde está ya el mediodía
                                    luminoso en que Gabriel
                                    desde el marco del dintel
                                    te saludó: -Ave María?.
                                    Virgen ya de la agonía,
                                    tu hijo es el que cruza ahí.
                                    Déjame hacer junto a ti
                                    ese augusto itinerario.
                                    Para ir al monte del Calvario
                                    cítame en Getsemaní.

                                                                           (Gerardo Diego)

POEMAS ESTRÓFICOS.

Determinadas combinaciones de los distintos tipos de estrofas, dan lugar a los poemas estróficos, de los cuales los principales son los siguientes:
Soneto:       Estrofa de catorce versos endecasílabos consonantes, compuesto por dos cuartetos con la misma rima (ABBA ABBA), y seis versos que suelen formar dos tercetos (CDC DCD), aunque puede adoptar otras combinaciones. Llegó a la poesía española en el siglo XV, procedente de Italia, y a partir de ese momento se ha utilizado; llegando a adoptar otras combinaciones y variaciones como el sonetillo (de arte menor), soneto con estrambote (añadiéndole algunos versos a los catorce señalados),...
                                    Cerrar podrá mis ojos la postrera
                                    sombra que me llevare el blanco día,
                                    y podrá desatar esta alma mía
                                    hora a su afán ansioso lisonjera;

                                    mas no, de esotra parte, en la ribera,
                                    dejará la memoria, en donde ardía:
                                    nadar sabe mi llama la agua fría,
                                    y perder el respeto a ley severa.

                                    Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
                                    venas que humor a tanto fuego han dado,
                                    médulas que han gloriosamente ardido,

                                    su cuerpo dejará, no su cuidado;
                                    serán ceniza, mas tendrá sentido;
                                    polvo serán, mas polvo enamorado.
                                                            
                                                                               (Francisco de Quevedo)
                                                                                                                   
Canción:    Poema con una estructura compleja, que varía según el poeta y la época. Básicamente se trata de una combinación de versos heptasílabos y endecasílabos en estrofas, llamadas estancias; donde la distribución de la rima es a gusto del poeta, pero una vez fijada en la primera estrofa, ha de respetarla en todas las estancias siguientes. Su origen es italiano y llegó a la poesía española en el Renacimiento.

                                    Esto, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
                                    campos de soledad, mustio collado,
                                    fueron un tiempo Itálica famosa.
                                    Aquí de Cipïón la vencedora
                                    colonia fue. Por tierra derribado
                                    yace el temido honor de la espantosa
                                    muralla, y lastimosa
                                    reliquia es solamente.
                                    De su invencible gente
                                    sólo quedan memorias funerales,
                                    donde erraron ya sombras de alto ejemplo.
                                    Este llano fue plaza; allí fue templo;
                                    de todo apenas quedan señales.
                                    Del gimnasio y las termas regaladas
                                    leves vuelan cenizas desdichadas;
                                    las torres que desprecio al aire fueron
                                    a su gran pesadumbre se rindieron.
                    
                                                                                   (Rodrigo Caro)


Madrigal:    Es una canción más breve con carácter amoroso.

                                    Cubrir los bellos ojos
                                    con la mano que ya me tiene muerto,
                                    cautela fue por cierto,
                                    que ansí doblar pensastes mis enojos.
                                    Pero de tal cautela
                                    harto mayor ha sido el bien que el daño,
                                    que el resplandor extraño
                                    del sol se puede ver mientra se cela.
                                    Así que aunque pensastes
                                    cubrir vuestra beldad, única, inmensa,
                                    yo os perdono la ofensa,
                                    pues, cubiertos, mejor verlos dejastes.

                                                                                       (Gutierre de Cetina)


Poemas con estribillos:    Se trata de aquel poema donde uno o varios versos se repiten periódicamente, que llamamos estribillo. Existen diferentes tipos de estos poemas, pero los elementos comunes en todos ellos son: un estribillo inicial de dos a cuatro versos, que se van repitiendo total o parcialmente, una mudanza, copla o pie de cuatro versos o más, donde el último verso se llama verso de vuelta, y ha de rimar con el estribillo o con el verso de éste que se repita. Estos tipos de poemas se han utilizado desde la Edad Media hasta nuestro días.  Los principales poemas de esta clase son:

·         Zéjel:    Es de origen hispano árabe. Es una combinación para cantar que apareció en la España musulmana. Consta de tres a dos versos (estribillo inicial), cantado por el coro; tres versos monorrimos de arte menor (mudanza) y un cuarto verso (vuelta) que rima con el estribillo. Estos versos eran cantados por el solista. Son todos versos de arte menor, aconsonantados.
                            Que no cogeré yo verbena
                            la mañana de San Juan,
                            pues mis amores se van.

                            Que no cogeré yo claveles,
                            madreselvas ni mirabeles,
                            sino penas tan crueles
                            cual jamás se cogerán,
                            pues mis amores se van.
            
                                                                        (Anónimo)
·         Villancico:    Composición similar al zégel, incluso en algunas ocasiones confundido, que han quedado a lo largo de las épocas como denominación de un canto de carácter religioso y navideño. Consta de un estribillo inicial, mudanza y verso de vuelta. Son todos versos de octosílabos o heptasílabos, encadenados de la siguiente manera: un estribillo de tres o cuatro versos, un pie que consta de mudanza (una redondilla) ,y dos o tres versos de enlace que riman con el estribillo. Su estructura suele ser: a-b-b (estribillo) // c-d-d-c (mudanza) // c-b-b (enlace, vuelta con dos últimos versos del estribillo).
                            El perdido que es perdido,
                            por buscar a quien se pierde,
                            que se pierda, ¿qué se pierde?.

                            Que se pierda, que os perdáis,
                            niño, cuando vos queréis,
                            pues por ganarme os perdéis
                            y tan cierto me ganáis.
                            Si el tiempo tan bien gastáis
                            en buscar a quien se pierde,
                            que se pierda, ¿qué se pierde?.

                            ¿Qué se pierde (bien mirado)
                            si ha recoger ha venido
                            al más ganado perdido,
                            al más perdido ganado?.
                            Quien tan bien anda ocupado
                            en buscar a quien se pierde,
                            que se pierda, ¿qué se pierde?.

                                                                            (Alonso de Ledesma)
·         Letrilla:    Denominación que aparece en el Siglo de Oro para todos los poemas con estribillo. Tenía como principal característica su tono burlesco o satírico. Son todos versos de arte menor aconsonantados, con estructura similar al villancico -incluso en algunas ocasiones igual- donde el estribillo suele ser más breve (dos versos), y el pie más largo (llegando incluso a diez versos). Su estructura suele ser. a-a (estribillo) // b-c-c-b-b-a (pie) // a-a (dos últimos versos de estribillo) // d-e-e-d-d-a (pie) // a-a (dos últimos versos de estribillo) // ...
                            Poderoso caballero
                            es don Dinero.

                            Madre, yo al oro me humillo;
                            él es mi amante y mi amado,
                            pues, de puro enamorado,
                            de contino anda amarillo;
                            que pues, doblón o sencillo,
                            hace todo cuanto quiero,
                            poderoso caballero
                            es don Dinero.
                            ...

                                                                             (Francisco de Quevedo)
·         Glosa:    El tema suele ser expuesto en la primera estrofa (llamada texto) y desarrollado en las siguientes (llamadas glosa), repitiendo en éstas los versos de la primera. Son versos octosílabos aconsonantados, con la siguiente estructura, normalmente: a-b-b-a // c-d-c-d-c-a-e-a-e-a // f-g-f-g-f-b-h-b-h-b //...   ó    a-b-a-b // c-d-d-c-a-a-e-e-a // f-g-g-f-b-b-h-h-b // ...
                                      ¡ Si mi fue tornase a es
                                        sin esperar más será,
                                        o viniese el tiempo ya
                                        de lo que será después...!

                                        Al fin, como todo pasa,
                                        se pasó el bien que me dio
                                        Fortuna, un tiempo no escasa,
                                        y nunca me le volvió,
                                        ni abundante ni por tasa.
                                        Siglos ha ya que me ves,
                                        Fortuna, puesto a tus pies;
                                        vuélveme a ser venturoso;
                                        que será mi ser dichoso
                                        si mi fue tornase a es.

                                                                                (Miguel de Cervantes)  


Existen poemas cuya estructura no es la combinación de los distintos tipos de estrofas antes explicados, sino que tienen su propia estructura, sus características, y en sí forman un poema. Estos poemas son denominados poemas no estróficos, siendo los principales los que a continuación se especifican.

Romance:    Junto al soneto, es el tipo de poema más empleado en la poesía española. Consiste en una serie indeterminada de versos octosílabos, aconsonantados en los pares y sin rima los impares. Su utilización comenzó en el siglo XV, y su origen, parece ser, está en la partición que se hacía de los versos de arte mayor en los cantares de gesta medievales. Dependiendo del número de sílaba que componga sus versos toma otros nombres; así los de versos heptasílabos se llaman romance endecha, los de versos hexasílabos romancillo, y sin son  versos de arte mayor, romance heroico.

                                            En Santa Gadea de Burgos
                                            do juran los hijosdalgo,
                                            allí toma juramento
                                            el Cid al rey castellano,
                                            sobre un cerrojo de hierro
                                            y una ballesta de palo.
                                            ...
                                                                                   (Anónimo)

Silva:    Serie ilimitada de versos heptasílabos y endecasílabos consonantes, rimados a gusto del poeta, y en la que pueden aparecer versos sueltos. La única condición es que las rimas no esté muy separadas. Es de origen italiano, y comenzó su utilización en la poesía española en el siglo XVI.

                                            Pura, encendida rosa,
                                            émula de la llama
                                            que sale con el día.
                                            ¿Cómo naces tan llena de alegría,
                                            si sabes que la edad que te da el cielo
                                            es apenas un breve y veloz vuelo?.
                                            Y no valdrán las puntas de tu rama
                                            ni tu púrpura hermosa
                                            a detener un punto
                                            la ejecución del hado presurosa.

                                                                                    (F. de Rioja)

Versos sueltos:    Poemas donde aparecen todos los ritmos (cantidad, intensidad y tono), a excepción del ritmo del timbre, no tiene rima. Se comenzó a utilizar a partir del siglo XVI.

Versos libres:    Poemas sin ningún esquema métrico fijo, es decir, no aparece ninguno de los ritmos explicados. Este tipo de poemas se basa en otro tipo de ritmo (disposición de las palabras, estructura sintáctica, ...) que es único para cada poema. Es la estructura básica de la poesía del siglo XX.